lunes, 23 de mayo de 2011

creencias- olmecas

OLMECA(DIOSES)



El dragón olmeca
El dragón olmeca es un dios de la cultura olmeca con fuertes rasgos de las serpientes, aves y jaguares, es el dios olmeca más encontrado y representado entre las hachas de jade, el dragón olmeca es uno de los dioses que más comúnmente se representan.

Serpiente emplumada

Imagen de una serpiente roja emplumada procedente de la cueva de Juxtlahuaca en México.
La figura mitológica de la serpiente emplumada representada constantemente en Mesoamérica probablemente fue originada en la época de los olmecas. En tradiciones posteriores el quetzal o serpiente emplumada fue conocido como el inventor de los libros y calendarios, el dador del maíz a la humanidad, y algunas veces como símbolo de muerte y resurrección, frecuentemente asociado al planeta Venus. Los mayas le conocían como Kukulkán; los quiché como Gukumatz. Los toltecas retrataban a la serpiente emplumada como Quetzalcóatl, el rival de Tezcatlipoca. El arte y la iconografía demuestran claramente la importancia de la deidad de la serpiente emplumada en la cronología mesoaméricana, así como en el arte olmeca. En las grutas de Juxtlahuaca hay una representación de una serpiente emplumada de estilo olmeca.

El jaguar

Los olmecas tallaron distintivas figuras humanas en piedra, algunas de tamaño monumental. Piezas más pequeñas fueron talladas en fino jade y jadeíta, incluyendo muchas figuras humanas con fuertes rasgos de jaguares. Como el jaguar era un depredador nativo en el área, las figuras de jaguar pueden representar visualmente un mito olmeca acerca de la interacción del jaguar o del espíritu jaguar con los seres humanos. En este mito, se dice que un jaguar copuló con una hembra humana y así dio nacimiento a estos "hombres-jaguar", representados como niños jóvenes y adultos masculinos.
La imagen del jaguar es penetrante en los jeroglifos más recientes de los mayas y la palabra Baläm (la "a" con diéresis se pronuncia como una letra "u" alargando los labios), jaguar, es un elemento principal en los nombres de héroes míticos y de algunos reyes mayas. En la mitología maya, se creía que los Bacabob eran dioses jaguares. Estos eran los cuatro hijos de los dioses, Itzamná e Ixchel. Los Bacabs sostuvieron el cielo en cada una de las cuatro direcciones, y cada una fue asociada a un color.
Figurilla olmeca hecha de Jade representando el jaguar. British Museum.

Hombre de la cosecha

El hombre de la cosecha es una figura de la fertilidad en la mitología mesoamericana. Entre los olmecas, los dioses son representados a menudo con una distintiva hendidura en la frente, quizás identificando esta característica como divinos.
El hombre de la cosecha era un hombre o un muchacho humano que eligió dar su vida de modo que su gente pudiera producir el alimento. El heroico hombre de la cosecha está asistido en algunas ocasiones por una la figura de una deidad de otro mundo. Los mitos Popoluca de la gente de Veracruz lo pintan como héroe tribal, a veces llamado Homshuk, cuya muerte provee el alimento a toda la humanidad. Este héroe se nombra a sí mismo como "el que brota en las rodillas." En las versiones azteca, tepecano, y tarasca, lo entierran y el maíz o el tabaco crece de su sepulcro. Un mito cristianizado de los quiché indica que, durante y después de su crucifiction, el maíz y otras cosechas crecieron del cuerpo de Jesús.

Espíritu de la lluvia

La imagen olmeca del espíritu de la lluvia aparece frecuentemente en la mitología de exitosas culturas. Invariablemente el espíritu de la lluvia es masculino, aunque pueda tener una esposa que comparta autoridad sobre las aguas. Frecuentemente se percibe como un niño o un joven, algunas veces como un enano. También puede ser descrito como un poderoso dios de la lluvia, con diversos ayudantes.
En las tradiciones azteca y maya, el señor de la lluvia es un espíritu maestro atendido por diversos ayudantes. Su nombre en el lenguaje azteca es Tláloc, y sus ayudantes son llamados "tlaloque." La versión maya del Yucatán les denomina como Chaac y los "chacs." En el área de Guatemala, estos espíritus son frecuentemente asociados con el rayo y el trueno así como con la lluvia. Los espíritus de la lluvia son conocidos como mam y los "mams" entre los mopan de Belice. En algunas tradiciones, como es con los Pipil de El Salvador, la figura del maestro se pierde, y los mitos se enfocan en los "niños de la lluvia". Los náhuatl de la actualidad consideran estos numerosos espíritus como duendes o "gente pequeña". En el Estado de Chiapas, la comunidad zoque reporta que los espíritus de la lluvia son muy viejos pero lucen como niños.El dragón olmeca
El dragón olmeca es un dios de la cultura olmeca con fuertes rasgos de las serpientes, aves y jaguares, es el dios olmeca más encontrado y representado entre las hachas de jade, el dragón olmeca es uno de los dioses que más comúnmente se representan.

 Serpiente emplumada

Imagen de una serpiente roja emplumada procedente de la cueva de Juxtlahuaca en México.
La figura mitológica de la serpiente emplumada representada constantemente en Mesoamérica probablemente fue originada en la época de los olmecas. En tradiciones posteriores el quetzal o serpiente emplumada fue conocido como el inventor de los libros y calendarios, el dador del maíz a la humanidad, y algunas veces como símbolo de muerte y resurrección, frecuentemente asociado al planeta Venus. Los mayas le conocían como Kukulkán; los quiché como Gukumatz. Los toltecas retrataban a la serpiente emplumada como Quetzalcóatl, el rival de Tezcatlipoca. El arte y la iconografía demuestran claramente la importancia de la deidad de la serpiente emplumada en la cronología mesoaméricana, así como en el arte olmeca. En las grutas de Juxtlahuaca hay una representación de una serpiente emplumada de estilo olmeca.

El jaguar

Los olmecas tallaron distintivas figuras humanas en piedra, algunas de tamaño monumental. Piezas más pequeñas fueron talladas en fino jade y jadeíta, incluyendo muchas figuras humanas con fuertes rasgos de jaguares. Como el jaguar era un depredador nativo en el área, las figuras de jaguar pueden representar visualmente un mito olmeca acerca de la interacción del jaguar o del espíritu jaguar con los seres humanos. En este mito, se dice que un jaguar copuló con una hembra humana y así dio nacimiento a estos "hombres-jaguar", representados como niños jóvenes y adultos masculinos.
La imagen del jaguar es penetrante en los jeroglifos más recientes de los mayas y la palabra Baläm (la "a" con diéresis se pronuncia como una letra "u" alargando los labios), jaguar, es un elemento principal en los nombres de héroes míticos y de algunos reyes mayas. En la mitología maya, se creía que los Bacabob eran dioses jaguares. Estos eran los cuatro hijos de los dioses, Itzamná e Ixchel. Los Bacabs sostuvieron el cielo en cada una de las cuatro direcciones, y cada una fue asociada a un color.
Figurilla olmeca hecha de Jade representando el jaguar. British Museum.

Hombre de la cosecha

El hombre de la cosecha es una figura de la fertilidad en la mitología mesoamericana. Entre los olmecas, los dioses son representados a menudo con una distintiva hendidura en la frente, quizás identificando esta característica como divinos.
El hombre de la cosecha era un hombre o un muchacho humano que eligió dar su vida de modo que su gente pudiera producir el alimento. El heroico hombre de la cosecha está asistido en algunas ocasiones por una la figura de una deidad de otro mundo. Los mitos Popoluca de la gente de Veracruz lo pintan como héroe tribal, a veces llamado Homshuk, cuya muerte provee el alimento a toda la humanidad. Este héroe se nombra a sí mismo como "el que brota en las rodillas." En las versiones azteca, tepecano, y tarasca, lo entierran y el maíz o el tabaco crece de su sepulcro. Un mito cristianizado de los quiché indica que, durante y después de su crucifiction, el maíz y otras cosechas crecieron del cuerpo de Jesús.

Espíritu de la lluvia

La imagen olmeca del espíritu de la lluvia aparece frecuentemente en la mitología de exitosas culturas. Invariablemente el espíritu de la lluvia es masculino, aunque pueda tener una esposa que comparta autoridad sobre las aguas. Frecuentemente se percibe como un niño o un joven, algunas veces como un enano. También puede ser descrito como un poderoso dios de la lluvia, con diversos ayudantes.
En las tradiciones azteca y maya, el señor de la lluvia es un espíritu maestro atendido por diversos ayudantes. Su nombre en el lenguaje azteca es Tláloc, y sus ayudantes son llamados "tlaloque." La versión maya del Yucatán les denomina como Chaac y los "chacs." En el área de Guatemala, estos espíritus son frecuentemente asociados con el rayo y el trueno así como con la lluvia. Los espíritus de la lluvia son conocidos como mam y los "mams" entre los mopan de Belice. En algunas tradiciones, como es con los Pipil de El Salvador, la figura del maestro se pierde, y los mitos se enfocan en los "niños de la lluvia". Los náhuatl de la actualidad consideran estos numerosos espíritus como duendes o "gente pequeña". En el Estado de Chiapas, la comunidad zoque reporta que los espíritus de la lluvia son muy viejos pero lucen como niños.

jueves, 19 de mayo de 2011

Maya-Creencias( DIOSA IXCHEL)

MIXCHEL


Ixchel es la diosa Maya de la fecundidad. A ella se le atribuyen, también, fenómenos relacionados con la Luna, el tejido y las inundaciones. Ha sido representada como una anciana vaciando un cántaro lleno de agua sobre la tierra o tejiendo en un telar de cintura. En la cultura Maya, Ixchel era la esposa de Itzamná, dios del Sol.


Su templo se localiza en la isla Dcuzamil de la provincia de Ecab (hoy Cozumel).
Cuentan que desde el puerto de Pole (actualmente Xcaret) partían las canoas de peregrinos hacia aquel lugar: las parejas, para pedir un hijo y los agricultores, una buena cosecha.
Numerosas son las costumbres y creencias Mayas acerca de la virginidad, el embarazo y el parto. Sobre el particular, versó un material publicado por la Revista de la Universidad de Yucatán en su número mayo-agosto de 1979.
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En relación con el embarazo, el autor refiere que, según el Fray Diego de Landa, las mujeres eran muy fecundas y parían a temprana edad. Además, resultaban grandes criaderas por dos razones: primera, la bebida caliente que tomaban en las mañanas criaba mucha leche; segunda, el continuo moler de maíz y no traer los pechos apretados, las hacía tenerlos muy grandes y con mucha leche.
Durante los primeros meses del embarazo, la mujer no recibía cuidados especiales ni se preocupaba mucho de su estado. No era sino hasta el cuarto o quinto mes cuando se empezaba a dar masajes abdominales cada tres o cuatro semanas, con el objetivo de ir cuidando que el embrión se mantuviera en una posición adecuada.
Por lo general, las embarazadas no alteraban sus ocupaciones habituales y, cuando el parto se aproximaba, el marido improvisaba un pequeño cuarto en un extremo de la casa mediante una cortina de palmas. De ese modo, la futura mamá podía permanecer en privado durante todo el tiempo que estaba en la casa.
Llegado el momento del parto, se hacía indispensable la presencia del esposo para colaborar en todo lo necesario, y podía encontrarse a la suegra como ayudante de la partera, la cual colocaba debajo de la hamaca a Ixchel en aras de facilitar el nacimiento. Al mismo tiempo, se invocaba el favor divino encendiendo tres velas en el oratorio familiar.
En el trabajo de parto, la mujer se colgaba con las manos de una soga o rebozo atado de una de las vigas de la choza, con las piernas abiertas y flexionadas casi en cuclillas. El marido la abrazaba por detrás, pasándole los brazos bajo las axilas y debía soplarle la cabeza para así "hacer salir al niño con su aire y su fuerza".
Durante ese tiempo, a la embarazada se le permitía acostarse en su hamaca cada vez que la comadrona lo entendiera pertinente.
 A manera de conclusión, el Sr. Fernando Gasque López destaca que la práctica obstétrica Maya, se basaba en la observación atenta del fenómeno biológico del alumbramiento, contaba con poca ayuda de la instrumentación y se apoyaba en el favor de plantas medicinales y de oraciones a los dioses. Logrando de esa manera que floreciera y cimentara una de las culturas más grandes de la humanidad.